¿Cómo le digo a mi hijo que su hermano tiene una discapacidad?

¿Cómo le digo a mi hijo que su hermano tiene una discapacidad?

 Delia García, psicóloga de Neurointegra, nos habla sobre la importancia de informar e implicar a los hermanos en la discapacidad y procesos terapéuticos:

El nacimiento de un hijo, ya sea el primero o no, siempre es uno de los momentos más emocionantes del ciclo vital. Sin embargo, en ocasiones, ese momento puede verse truncado por el diagnóstico de un trastorno del neurodesarrollo.. Llega el momento de buscar ayuda, y toda la atención de los padres se centra, principalmente en conseguir un desarrollo y una calidad de vida lo más normalizada posible para su hijo, según el tipo de diagnóstico. Pero, en la mayoría de los casos, la familia no está únicamente compuesta por los padres y el hijo en cuestión, si no que existen más miembros: los hermanos.

Los hermanos, menores o mayores, pueden sufrir en silencio la necesidad de mucha más atención y dedicación del que padece el trastorno del neurodesarrollo por parte de sus padres. También son niños y tienen la necesidad de ser atendidos, escuchados y mimados por sus progenitores, pudiendo llegar a sentirse apartados del núcleo familiar. Esta situación puede generar reacciones adversas como conductas disruptivas con el fin de llamar la atención, rabietas, culpa por estar sano, soledad e incluso vergüenza de su hermano con necesidades especiales. Pero ¿Cómo podemos afrontar esta situación? En primer lugar, se debe hacer consciente al resto de hermanos del diagnóstico. Debemos ser claros y comentar, de forma adaptada a su edad, las dificultades a las que va a tener que hacer frente lo largo de su vida, para que entiendan por qué recibe más atención de la que ellos están recibiendo. Uno de los materiales que puede usarse para esto, y que está adaptado a niños, es el libro ¿Qué le pasa a tu hermano? De Ángels Ponce y Miguel Gallardo, donde se normalizan y entienden los sentimientos que afloran en estas situaciones, habiendo espacios y actividades para que las expresen sin ser juzgados por ello.

También se deben respetar y comprender sus reacciones; verbalizarlas; compartir entre todos sus vivencias, sus miedos y sus experiencias. Hacerlos partícipes de la discapacidad, llevarlos a terapia con sus hermanos y que también tengan tareas que realizar con él para que sientan que los logros de su hermano también son los suyos propios. Pero sin olvidarnos de que es un niño: no debe tener responsabilidades superiores a las que le corresponden. También intentar dedicar y organizar actividades lúdicas para toda la familia que liberen al entorno de la situación que engloba una discapacidad.

La familia debe ser un bloque que unido, así podrá afrontar de forma mas fácil las batallas planteadas día a día.

Desde Neurointegra, asesoramos y trabajamos con las familias, con dos objetivos principales: uno es la cohesión y bienestar de toda la familia y el segundo la facilitación de la transferencia a la vida diaria de lo trabajado durante las sesiones de terapia.