La Terapia Ocupacional en el autismo

La Terapia Ocupacional en el autismo

Según la OMS, la Terapia Ocupacional es el conjunto de técnicas, métodos y actuaciones que, a través de actividades aplicadas con fines terapéuticos, previene la enfermedad y mantiene la salud, favorece la restauración de la función, suple las deficiencias incapacitantes y valora los supuestos del comportamiento y su significación profunda para conseguir la mayor independencia y reinserción posible del individuo en todos sus aspectos: laboral, mental, físico y social.

El objetivo general de la Terapia Ocupacional en pediatría es el de facilitar el bienestar global y la calidad de vida, al apoyar la capacidad del niño para participar en ocupaciones significativas e importantes para él.

Para llegar al objetivo es necesario que se aplique una metodología de estudio y análisis que nos permita identificar los problemas y necesidades del niño,  su familia, los potenciales y limitaciones con que contamos, los factores ambientales que influyen negativamente en el desempeño de las actividades de autocuidado, productividad y ocio y  las estrategias y herramientas más adecuadas para diseñar y poner en práctica planes y programas de tratamiento que nos aproximen con éxito a los resultados esperados.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) está caracterizado por:

    • Alteraciones en el desarrollo de la interacción social recíproca, dificultades en la empatía y escaso interés en las personas.
    • Alteraciones en la comunicación verbal y no verbal (mirada, desarrollo gestual y lenguaje oral).
    • Movimientos o habla estereotipados o repetitivos.
    • Patrón restringido de intereses y comportamientos (intereses desmedidos o repetitivos con su propio cuerpo -movimientos con la cabeza, manos, balanceos-), intereses con ciertos objetos, obsesión por mantener rutinas y resistencia al cambio.
    • Alteración de la capacidad imaginativa que abarca desde la incapacidad del juego con objetos (juego funcional) hasta el uso de habilidades en el juego.
    • Dificultades sensoriales, hiper- o hiporreactividad a estímulos sensoriales.

Estas alteraciones tienen un impacto en el desempeño ocupacional del niño:

    • La falta de interés por la interacción social tiene un impacto sobre la participación, exploración y desarrollo del juego.
    • La afectación de la comunicación verbal y no verbal influye en la participación en las relaciones sociales, de educación y familiares.
    • Intereses restringidos que repercuten en un ocio limitado o nulo.
    • La alteración del procesamiento sensorial genera un impacto sobre la alimentación, gustos limitados y falta de regulación sensorial impidiendo así un buen aprendizaje. Disminución de tono muscular, control muscular, mala coordinación, dificultades de praxis, entre otras consecuencias.
    • Rutinas inflexibles que pueden interferir sobre las actividades de la vida diaria y su autonomía personal (AVD’S).

En estas dificultades es donde entra el papel del Terapeuta Ocupacional, facilitando el correcto desarrollo y autonomía del niño.

En Neurointegra, es habitual que los niños con sospecha o diagnóstico de TEA sean valorados desde el punto de vista de la Terapia Ocupacional y, en función de sus necesidades, se incorpore este abordaje en sus objetivos terapéuticos e intervenciones.

Fuentes consultadas:

Máximo Bocanegra N, Arena Echevarria JL, Sánchez Cabeza Á et al. Fundamentos metodológicos de Terapia Ocupacional en afecciones de origen pediátrico y neurológico. En: Máximo Bocanegra N, Arena Echevarria JL, Sánchez Cabeza Á et al. Manual de actividades didácticas. Madrid: editorial Médica Panamericana; 2006. p.29-30.