El daño cerebral adquirido por anoxia o hipoxia se produce cuando, por diversas causas, hay una falta de oxígeno en el sistema nervioso central.
¿Qué es la Hipoxia?
La hipoxia cerebral se produce cuando existe una deprivación, parcial (hipoxia) o total (anoxia), del aporte de oxígeno al cerebro por un tiempo mayor de lo que pueden soportar los mecanismos compensatorios responsables de evitar la muerte neuronal.
Esta ausencia de oxígeno provoca la muerte neuronal de parte del tejido cerebral. Por lo que, en consecuencia, cuanto mayor es el tiempo sin oxígeno, mayor es el daño causado a nivel cerebral.
Cuando la falta de oxígeno es muy pronunciada, pueden aparecer otro tipo de efectos como confusión, agitación o somnolencia, además de cianosis, (un tinte azulado en la piel que refleja esa disminución de contenido de oxigeno en sangre) que suele ser más evidente en labios, boca o yema de los dedos.
¿Cuáles son sus posibles causas?
Las causas que pueden producir situaciones de anoxia o hipoxia cerebral, pueden ser clasificadas en función de los mecanismos que han producido la anoxia, distinguiendo entre los cuatro tipos que existen.
- Anoxia isquémica: el oxígeno no llega al cerebro debido a una obstrucción del flujo de la sangre. Es la causa más frecuente e incluye enfermedades como: ictus, parada cardiorrespiratoria, infarto de miocardio, arritmia ventricular, entre otras.
- Anoxia anóxica: existe una cantidad inadecuada de oxígeno en el aire que la persona respira. Aquí se encuentra el llamado “mal de altura” ocurrido en la práctica deportiva de alta montaña, el ahogamiento por inmersión, atragantamiento, obstrucciones de la vía aérea, asma severo, entre otros.
- Anoxia anémica: ocurre cuando el oxígeno no llega al cerebro en suficiente cantidad, puede producirse por afectaciones genéticas en los glóbulos rojos o por anemias severas.
- Anoxia tóxica: este tipo de anoxia ocurre cuando existen sustancias que impiden el adecuado uso del oxígeno en el interior del sistema respiratorio y de los tejidos del sistema nervioso. Por ejemplo: monóxido de carbono, cianidas, narcóticos, alcohol, algunos anestésicos, entre otras sustancias.
¿Cuáles son los posibles síntomas?
La sintomatología va a ser variable en función de la gravedad, del tiempo que el cerebro haya estado sin oxígeno y que el flujo de sangre esté parcialmente reducido o se haya detenido completamente. Enumeraremos las principales:
- Alteraciones cognitivas, así como diferentes déficits neuropsicológicos: desorientación, déficit atencional, síndromes amnésicos, dificultades de aprendizaje, entre otros.
- Trastornos del movimiento: ataxia, temblores…
- Alteraciones del nivel de conciencia.
- Alteraciones del lenguaje y de la comunicación: afasia, disfonías, disartria, agrafias…
- Alteraciones sensitivo-motoras: Hemiparesias, hemianestesia, ataxia, alteración en la sensibilidad, alteración de la propiocepción, equilibrio…
- Trastornos visuales: agnosia visual, dificultades en la fijación…
- Crisis epilépticas.
¿Cómo se pueden abordar estas consecuencias y síntomas?
El proceso de rehabilitación dependerá de las secuelas clínicas existentes, así como de factores relacionados con la edad, gravedad, comorbilidades o zonas afectadas.
En función de cada caso, es primordial contar con un equipo especializado en estos tratamientos, realizando una valoración inicial completa desde diferentes disciplinas como son fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional o neuropsicología. Coordinando todos los recursos para desarrollar un tratamiento personalizado e individualizado, centrado en la persona, familia y entorno, que dé respuestas a los déficits o dificultades presentadas en todos los ámbitos de actuación y siendo claves la inmediatez en el pronóstico e inicio del tratamiento.
En Neurointegra disponemos de un equipo completo con todas las profesionales mencionadas. Si no tienes claro si tú o tu familiar podéis beneficiaros de un tratamiento neurorrehabilitador, no dudéis en poneros en contacto con nosotras.